TEMA 12: FUNCIONES DE LAS VÍAS URINARIAS. ELIMINACIÓN DE
ORINA
La formación de
orina es continua, esta orina pasa desde la pelvis renal a la vejiga a través
de los uréteres, estos uréteres presentan musculatura lisa, dispuesta en haces
y la orina es llevada mediante contracciones peristálticas. Estas contracciones
ocurren de una a cinco veces por minuto. La orina así transportada llega a la
vejiga, donde penetra con cada contracción y a pesar de que en los uréteres no
existen esfínteres uretrales, los uréteres tienden a mantenerse cerrados
excepto durante cada onda peristáltica. De este modo, no hay reflujo de orina
desde la vejiga hasta los uréteres. La vejiga posee también músculo liso
dispuesto en haces espirales, circulares y longitudinales y este músculo se
llama detrusor. Las contracciones de éste van a ser la causa principal del
vaciamiento de la vejiga durante la micción. La vejiga presenta dos esfínteres
que es el esfínter uretral interno y el esfínter uretral externo que ya está
situado en la uretra.
La uretra es el
conducto de evacuación que conecta la vejiga con el exterior.
A medida que la
orina va penetrando en la vejiga la presión en esta vejiga sufre un incremento,
pero por ser músculo liso, la presión vuelve prácticamente a su punto primitivo,
hasta que llega un momento en que debido al volumen de orina acumulado, la
presión interna de la vejiga se dispara y sufre un incremento muy rápido, con
lo que sufrimos contracciones de tipo doloroso y tiene lugar la micción.
Este es un acto
involuntario en niños y en ciertas enfermedades, pero en adultos se inicia
voluntariamente porque en la vejiga existen unos receptores de distensión que a
través de unos nervios llevan los estímulos a la médula y de ahí a centros
nerviosos superiores. Por lo tanto nosotros mediante el aprendizaje podemos
actuar a nivel central para que los esfínteres permanezcan cerrados.
Cuando la vejiga se
va llenando aparecen muchas contracciones miccionales dolorosas, estas
contracciones son producidas por el reflejo de distensión iniciado en los
receptores sensitivos de distensión que existen en la pared vesical. Estas
señales generadas en estos receptores llegan a los segmentos sacros de la
médula a través de los nervios pelvianos y vuelven de forma refleja a la vejiga
a través de nervios parasimpáticos.
Si la vejiga está
parcialmente llena estas contracciones miccionales se relajan espontáneamente y
por lo tanto el músculo detrusor deja de contraerse, pero a medida que la
vejiga se va llenando estos reflejos se vuelven más frecuentes y provocan
contracciones cada vez de mayor intensidad. Una vez desencadenado el reflejo de
la micción este reflejo es autogenerado, es decir, cada vez es más intenso,
pero este reflejo autogenerado se fatiga, por lo tanto se termina el ciclo y la
vejiga se relaja, pero la vejiga se sigue llenando y cuando el reflejo de la
micción alcanza una potencia suficiente se provoca otro reflejo que va por los
nervios al esfínter externo al que inhibe, en los niños es este momento se
produce la micción pero en los adultos
si esta inhibición es más potente en el encéfalo que las señales voluntarias de
contracción del esfínter se produciría la micción, pero si las señales
voluntarias de contracción del esfínter son más potentes, podemos controlar el
reflejo de inhibición y la micción no se produce. Este reflejo de la micción
puede ser inhibido o facilitado por centros encefálicos y así estos centros lo
que hacen es;
- Mantener inhibido parcialmente el reflejo de la micción salvo que deseemos realizarlo.
- Estos centros encefálicos pueden evitar la micción incluso en presencia del reflejo manteniendo el esfínter uretral externo contraído.
- Cuando consideramos que es el momento adecuado estos centros facilitan la micción.
Por lo tanto
durante la micción voluntaria se produce lo siguiente;
Contraemos
voluntariamente los músculos abdominales y de este modo penetra en nuestra
vejiga una nueva cantidad de orina. Esto estimula a los receptores y por lo
tanto se excita el reflejo miccional y al mismo tiempo se inhibe el esfínter uretral
externo y la orina sale.
Por lo tanto la micción
voluntaria la situamos simplemente en una capacidad aprendida para mantener el
esfínter externo en estado de contracción y por consiguiente la micción
voluntaria es la capacidad que poseemos los adultos para retrasar la evacuación
de orina de la vejiga hasta que se presente la oportunidad para hacerlo.
Después de la micción de la orina, la uretra femenina se vacía por gravedad y
la uretra masculina se vacía mediante contracciones del músculo vulvo – uretral.
Existe una curva que se llama cistometograma que
relaciona presión intravesical con volumen urinario. Este cistometograma se ve
una relación entre la presión y el volumen. Esta presión es prácticamente
constante hasta un determinado volumen (400 ml) que es cuando se disparan los
reflejos y al mismo tiempo nos dice que las contracciones dolorosas empiecen en
este volumen y que cada vez se hacen más intensas.
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