Buenas novat@s!! Hoy por fin entraremos en el apasionante mundo del sistema esquelético y muscular! Comenzaremos el viaje por el cuerpo humano analizando las estructuras anatómicas que caracterizan a nuestra especie en la postura erguida sobre sus extremidades inferiores. En esta entrada hablaremos sobre las generalidades de el esqueleto, las características de los huesos y las articulaciones. Comencemos:
EL ESQUELETO Y SU DIVISIÓN
El esqueleto del adulto está formado, por término medio, por 206 hueso; el del feto, en cambio, está constituido por unos 350 huesos completamente cartilaginosos. Con el crecimiento, muchos de ellos se funden entre sí, y el desarrollo de los sistemas circulatorio y nerviosos provoca la radical transformación del cartílago en tejido óseo, mucho más rico en sales minerales. El cartílago desaparece casi por completo en el esqueleto del adulto, queda circunscrito a algunas partes de la oreja, la nariz, la tráquea y los bronquios, la parte anterior de las costillas y las superficies articulares. El esqueleto humano alcanza su madurez a los 25 años, y durante toda la vida, además de permitir el movimiento, protege y sostiene los órganos internos.
¿Cómo se divide el esqueleto?
De los 206 huesos que componen nuestro esqueleto, 29 forman el cráneo, 26 constituyen la columna vertebral, 25 forman la caja torácica y 64 integran las dos extremidades superiores (incluidas las manos) y 62 las inferiores. El esqueleto además, se divide en dos partes con funciones muy diversas: - El esqueleto axial, esqueleto del tronco o esqueleto central. Está formado por el cráneo, la columna vertebral y la caja torácica. Tiene la función de sostén y protección de los órganos internos. - El esqueleto apendicular. Está formado por las extremidades (superiores e inferiores) y las cinturas, o cinturones. Su principal función es de movimiento y sostén.
Imagen de un esqueleto humano.
LOS HUESOS
Los huesos son estructuras muy resistentes y elásticas. Se clasifican en largos, cortos y planos. Sus dimensiones varían: desde el fémur, que a veces supera el medio metro, a los diminutos huesecillos del oído medio, de pocos milímetros de longitud.
La superficie de los huesos está accidentada por protuberancias, relieves circunscritos (tubérculos) o espinas puntiagudas, surcos superficiales, fosas redondeadas y canales alargados que a menudo desempeñan importantes funciones articulares o hacen posible la inserción en el hueso de ligamentos y tendones. A veces, estas asperezas están producidas por los mismos músculos, que, con su movimiento, modelan el hueso con el que rozan.
Cada hueso está rodado por una membrana fibrosa llamada periostio, rica en vasos sanguíneos y terminaciones nerviosas, que se interrumpe al límite de las zonas articulares y allí donde se insertan ligamentos o tendones. Del periostio hacia dentro, una membrana microscópica (endostio) envuelve la capa exterior de tejido óseo compacto, muy robusto y con estructura laminar, en cuyo interior se encuentra el tejido óseo esponjoso, más elástico e invadido por la médula ósea. La médula ósea se divide en amarilla, rica en grasa (tejido adiposo), y roja, constituida por células en continua división. Aparte de producir ostoblastos, osteocitos y osteoclastos (células que "construyen" el hueso), las células de la médula roja generan también la mayoría de los elementos celulares de la sangre y de la linfa.
El hueso está atravesado por la tupida red de conductos de Havers y conductos de Vorkman, que conectan entre sí todas las células que lo forman y les aportan sustancias nutritivas.
En los huesos largos, la parte central cilíndrica (diáfisis) delimita el canal medular, rico en médula roja; la parte esponjosa se encuentra sólo en los extremos engrosados (epífisis).
LAS ARTICULACIONES
Articulación o coyuntura es toda estructura anatómica en la que dos o más huesos se ponen en contacto. Las articulaciones se pueden clasificar según el grado de movilidad recírpoca de los huesos implicados, según el movimiento que los huesos pueden realizar o según el tipo de tejido que conecta entre sí los huesos.
Según el grado de movilidad recíproca de los huesos implicados se distinguen: articulaciones móviles o diartrosis (rodilla, hombro, dedos, etc.), articulaciones semimóviles o anfiartrosis (espina dorsal, huesos del pie) y articulaciones fijas o sinartrosis (cráneo).
En función del movimiento que los huesos pueden desarrollar, en cambio, se distinguen las siguientes articulaciones: en bisagra (codo), condílea (rodilla), elipsoidal (muñeca), esférica (hombro), plana (huesos del pie), en perno (cuello) y en silla (tobillo).
Los médicos prefieren clasificar las articulaciones en suturas, que unen mediante tejido conjuntivo dos o más huesos planos (como en el cráneo); sínfisis, caracterizadas por presentar cartílago fibroso más o menos compacto interponiéndose entre los huesos (como en la espina dorsal); artrodias, caracterizadas por superficies articulares planas (como en el pie); enartrosis, con superficies articulares de forma esférica o parcialmente esférica (como en el hombro); condilartrosis, donde las superficies articulares son elipsoidales (como en la muñeca o el tobillo); trocoides, caracterizadas por superficies articulares cilíndricas o parcialmente cilíndricas (como en el codo).
La superficie del hueso que participa en una articulación, formada por partes llamadas cóndilos, está revestida de cartílago hialino, que en las articulaciones móviles o semimóviles está rodeado por la membrana sinovial. Dicha membrana contiene el líquido sinovial o sinovia, que aminora el rozamiento entre las superficies en contacto y hace las veces de lubricante, facilitando los movimientos. Además, las cabezas articulares de los huesos que se unen en estos tipos de articulaciones están envueltas por un involucro fibroso llamado cápsula articular , que se inserta por ambas partes en los márgenes de los cartílagos y continúa en los dos periostios. Constituida por haces entrelazados de tejido conjuntivo denso, a menudo infiltrada de grada, la cápsula articular muestra en profundidad una capa con una morfología bien caracterizada que recibe el nombre de capa sinovial. Se distinguen una capa sinovial de tipo simple, circunscrita a las zonas más sujetas a traumas inducidos por el movimiento, y una capa sinovial de tipo complejo, con abundantes terminaciones nerviosas y vasos sanguíneos.
Las funciones de unión entre hueso que desempeña la cápsula articular están en combinación con las de los ligamentos articulares: bandas de tejido conjuntivo fibroso no elástico que impiden a los huesos separarse uno de otro (es decir, que se produzcan dislocaciones). Se distinguen:
Ligamentos internos. Parecen estar situados en el interior de la articulación, pero en realidad están separados por la membrana sinovial.
Ligamentos periféricos. Se insertan en sede articular o pararticular.
Ligamentos a distancia. Se insertan en los huesos incluso a mucha distancia de la articulación.
Mientras que los huesos de las articulaciones móviles y semimóviles se mantienen unidos por los ligamentos articulares, los huesos de las articulaciones fijas están "encajados" entre sí de manera muy sólida, "cimentados" por tejido conjuntivo denso.
Imagen de tipos de articulaciones
Imagen de articulación del fémur con la cadera
Si no os queda muy claro este tema, especialmente el de articulaciones, aquí os dejamos un vídeo explicativo. UN SALUDO!!!! Y a darle duro, que los exámenes están a la vuelta de la esquina!!!
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